sábado, 31 de diciembre de 2011

Feliz 2012

domingo, 11 de diciembre de 2011

Feliz Navidad

sábado, 10 de diciembre de 2011

Luna llena de Diciembre



Luna imaginada,
no vista,
llena de niebla, húmeda,
pies de papel.
Abre la bolsa de los sueños buenos,
los que hacen reír
llenos de ternura.
Vuelve y empújame con fuerza:
sonido de campanas y
un abrazo de madrugada
cuando más lo necesito.
Haz que pueda o llévame.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Los gatos...

Los gatos no están hechos de carne y hueso, sino de estrellas en polvo y medias lunas. Se contonean con cola de mástil, la cabeza bien erguida, y cruzan océanos de asfalto para conquistar nuevos mundos.

Los gatos se hacen dueños de cualquier territorio que pisan, incluido los que antes te pertenecían, que inmediatamente dejarán de ser tuyos. …A veces, se frotan mimosos en tus piernas, maullándote quejas y piropos, como si tú fueras culpable de la lluvia o del frío, de las cosas que pasan en el mundo, y zalameros, intentasen que se las solucionaras.

Otras, saltan sobre ti y se enroscan confiados en tu regazo, convirtiéndose en ensaimadas o símbolos de infinito. Duermen con dulzura de bebe y sueñan con hambre de poeta maldito. Y así se pasan media vida. Ya despiertos, se balancean entre los dos extremos, juntándolos con punzada e hilo.

Cuando te confíen su sueño y se acurruquen sobre tus rodillas, debes quedarte quieto, sin respirar apenas, orgulloso de ese honor tan efímero como todo lo bello. Y enseguida, estarán ya saltando a un lugar más alto y tranquilo. Puedes entonces, estirarte, volver a la realidad con un suspiro sordo y contemplarles desde una cierta distancia, recordando que el ciego Borges, cuando notaba que uno de sus gatos se enroscaba en su regazo, se quedaba inmóvil para no importunarle, y sentir de cerca, la caricia cálida de los dioses.

Los gatos se hacen querer. Se respetan, se limpian y cuidan para presentarse ante ti, con toda su suavidad de pantera., dos horas después de que los llames. Se afirman ellos antes de llegar a ti, pues es esa la única forma que comprenden que se pueda llegar hasta alguien. Se van de la misma forma, con su abrigo de pelo alrededor del cuello y un maullido silencioso a modo de último beso. Cuando se dejan coger y templan su nervio un instante, te preguntas cómo puede ser la independencia tan dependiente. Enseguida aprendes que son como son, y más vale que no les cambies.
El amor de gato no se exige, sabes que se irá y vendrá de nuevo según capricho, propina o apetencia del momento. Es marea regida por la luna. Hay belleza y verdad en estos gatos, que tanto mienten.

Nadie en su sano juicio intenta vestirlos o dominarlos con collares de púas. Y es que hay fuerzas que no pueden ser dominadas, que siempre vencen. No intentes encerrarles ni sacarles de paseo cuando quieras tú estirar las piernas. Pero ya puedes dejarles una ventana abierta, mejor claraboya que gatera, para que se escapen de tu lado por la noche, y caminen con magia de acróbata por viejos tejados, siguiendo sombra de lunas, cazando estrellas.

Los gatos son pisadas de almohadilla y ronroneo, maullidos y garras, presencia y sombra. Tú aprendes a disfrutar de ambas, a unir extremos. Y así, ya puedes dormir, sin comprobar cien veces que la ventana no se ha cerrado del todo, por si les da por volver, que fría es la noche. Y cuando aparecen, rostro demacrado y arañazos en el cuello, les preparas comida, les acaricias hasta que duermen su sueño indefenso y entregado, mientras, tú mismo bajas los párpados e imaginas horizontes y océanos en una ciudad en silencio. De repente, esos seres minúsculos empiezan a vibrar con la fuerza telúrica del fondo de la tierra y sientes un universo mágico conectado con tus manos.

Andrey Bacon

martes, 29 de noviembre de 2011

Sombras

Acariciame

jueves, 10 de noviembre de 2011

Luna llena de Noviembre



Luna llena, vela roja. He tenido la tentación de comermela, pero al final no.
Te quiero Lee, y sigo esperando.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Luna llena de Octubre



Sobre el césped los árboles me hablan
del divino poema del silencio.
La noche me sorprende sin sonrisas,
revolviendo en mi alma los recuerdos.

* * *

¡Viento! ¡oye!
¡espera! ¡no te vayas!
¿De parte de quién es? ¿Quién dijo eso?
Besos que yo esperé, tú me has dejado
en el ala dorada de mi pelo.

¡No te vayas! ¡alegra más mis flores!
Y sé, tú, viento amigo mensajero;
contéstale diciendo que me viste,
con el libro de siempre entre los dedos.

Al marcharte, enciende las estrellas,
se han llevado la luz, y apenas veo,
y sé, viento, enfermo de mi alma;
y llévale esta «cita» en raudo vuelo.

...Y el viento me acaricia dulcemente,
y se marcha insensible a mi deseo...

Gloria Fuertes

lunes, 26 de septiembre de 2011

Comiendo luna

Me comí una luna. Exactamente la de Agosto. No fue descuido ni olvido. Fue con premeditación y alevosía. Y nocturnidad, claro.
Incluso es posible que reincida y me coma alguna otra de vez en cuando. No me siento nada culpable.
Pensé que sabría como esas tortas de arroz que la gente come cuando está a régimen y que son completamente insípidas, como de plástico. Pensé también que se me quedaría pegada al paladar un rato, como la luna miniatura que te dan en las iglesias.
Pero, no. Esta estaba buenísima, crujiente y no se pegaba nada. Un poco salada, como las lágrimas de estos últimos años. Se volvía dulce cuando casi estaba terminando.



No me olvidé de encender mi vela esa noche, ni de pedir. M. no me lo habría consentido. Pero tenía hambre, y en cuanto apagué la vela…¡zas! me la comí.
Hambre de alegría, de compañía, de luz. De juerga, de cachondeo, de despreocupación.
Mary Carmen, que también está atenta a la luna llena (por la cuenta que le trae), me vio, así que no me queda mas remedio que reconocerlo y afrontarlo.

Pensé que nadie se daría cuenta. Escribo muy poco últimamente y recibo pocas visitas. Esto no es un reproche, es normal, porque privaticé el Blog para que ningún desaprensivo me revolviera el cajón de mis intimidades. Porque en estos últimos meses mis amigos y amigas están abducidos por el Facebook. Porque dice mi hermana que cada vez que entra aquí le dan ganas de llorar y prefiere no leer lo que escribo.
Mary Carmen, no sabes lo que agradezco cada vez que me dejas un comentario. Ya sabes que escribo para mi pequeña Yàn Lee, que no sé si vendrá finalmente y podrá leer todo esto. Pero tu voz, tus comentarios, me acompañan y no me dejan oír ese eco de mis propias palabras que dice que estoy sola escribiendo mis sentimientos para un pajarillo fantasma que quizá no lo lea nunca.

Han pasado ya muchas lunas. Empecé a escribir en este Blog el 13 de Febrero de 2009, y no tenía muy claro que lo fuera a continuar. Al principio escribía muy seguido, como con prisa. Ahora me lo pienso mucho antes de escribir, porque a veces duele. Y no es eso lo que quiero trasmitirle a mi pequeña golondrina. Es a ella a quien van dirigidas mis palabras. Cada imagen, cada frase, cada luna llena es para ella. Pero no quiero que me sienta triste.
No quiero que piense que cada uno de estos años ha sido desgraciado.
Sigo teniendo ilusión, pero en los últimos tiempos es como una llamita pequeña, encerrada profundamente para que el viento no pueda apagarla.
Es curioso. Los sentimientos puros, el dolor más desgarrador o la ilusión más resplandeciente, parece que tienden a suavizarse a través del tiempo, a difuminarse. En realidad se fijan y acaban formando parte de uno mismo, disolviéndose con el resto de las células. Eso se llama asimilación. Asimilas que tus seres queridos se fueron y no volverán nunca, asimilas que persigues una ilusión que quizá no se cumpla jamás, y eso forma parte de ti mismo para siempre, sin remedio. Asimilas porque es la única forma de protegerte, para no hacerte más daño. Porque no se debe vivir cada día con sufrimiento, con el sentimiento agónico de pérdida de lo que mas quieres o lo que más deseas.

Por eso me comí la luna. Y por eso a lo mejor me la vuelvo a comer cuando aparezca.

viernes, 23 de septiembre de 2011

miércoles, 21 de septiembre de 2011

...



Feliz cumpleaños cariño mío, te recuerdo siempre y espero que te llegue mi amor a donde quiera que estés...

lunes, 12 de septiembre de 2011

Luna llena de Septiembre



Mirar la luna
pensar que te quiero
guardar ese beso
que es sólo tuyo
y no te puedo dar

Esperando.
En las noches de luna
siempre hay una vela encendida
para marcar el camino…
Donde el árbol rojo
donde la ventana abierta
donde el jardín crece a su aire
donde hay golondrinas en la puerta
piedrecillas en la entrada
romero y hiedra.

martes, 9 de agosto de 2011

Muy Importante




jueves, 14 de julio de 2011

Luna llena de Julio




"En un tiempo sin tiempo, cerca de uno de los principios, la luna era siempre redonda y lejana, atada detrás del cielo y colgada de la nada entre vacíos. Miraba el mundo a sus pies coronada de plata y olvido. Y estaba bien mirando en la distancia.
Pero una noche, distraída, se acercó demasiado a la Tierra y se le enredaron los dedos en las ramas de un árbol. Cayó de pie sobre la hierba y de repente le salió al paso una sombra oscura: pelo crespo, ojos negros y una sonrisa lobuna.
Cabriolas de luz de luna enmarañada de lobo jugando entre arbustos y colinas. Aullidos y risas y rumor de estrellas entre las hojas.

Pero todo lo que empieza acaba y el lobo volvió al bosque y la luna al cielo.
Cuenta la leyenda que antes de separarse, la luna le robó al lobo su sombra para vestirse de noche el rostro y recordar el aroma de bosque. Y que desde entonces el lobo le aúlla a la luna llena que le devuelva su sombra..."
Raquel Márquez

P.D. – Estoy bien, como siempre, voy remontando. Quería aprovechar esta luna para hablarte de los lobos, que me gustan mucho. No tardes mucho en venir, que tengo muchos cuentos bonitos que contarte….

miércoles, 15 de junio de 2011

Luna llena de Junio



No tengo mucho que decirte, luna.
La última vez que estuviste aquí te llevaste a mi madre.
O quizá fue ella la que decidió mudarse definitivamente a vivir en tu blanco resplandor para siempre…

Quizá hay una madre en la luna,
pequeñita, traviesa, que a veces sonríe.
Es inocente, reservada.
Nunca da unas muestras de amor exagerado.
A veces parece tan lejana…
Acaricia distraídamente, siempre menos de lo deseado.

Ella se ocupaba de las cosas sencillas
que a veces son las más difíciles.
Ella nos ponía un ratoncito dorado, con los ojos verdes, en el abrigo del colegio para que no nos confundiéramos a la salida.
Ella estaba conmigo cuando estaba enferma, y me compraba cuentos para que no me aburriera.
Nos contaba historias de miedo, leía mucho y a veces escribía poesías preciosas.
Cuando era niña, me peinaba, con sus manos pequeñas, con una trenza larguísima que a mí, gruñona impertinente, nunca me parecía del todo bien.

Siempre en un segundo plano.
Cuando lloraba, el mundo entero era gris
Cuando reía, todo estaba bien.
Aunque entonces yo no me diera mucha cuenta.

Mi padre era el sol que a veces te deslumbraba, y ella era como la luna, siempre estaba allí, aunque durante el día no se la veía.

Ella no se fue a la luna de repente. Durante mucho tiempo iba y venía, estaba confusa, no recordaba. Yo me enfadaba. He vivido los últimos años con un enfado terrible por esto. En los últimos tiempos paseaba por su mundo lunar, y a veces bajaba para pedirme dinero para el autobús, aunque ya no sabía donde estaba su casa. También aterrizaba a mi lado para cogerme la mano y decir que ella también me quería.
Estaba orgullosa de sus dos hijas. Llevaba un colgante en forma de corazón con nuestras fotos y se lo enseñaba a todo el mundo.

Una mañana de primavera, cuando la luna estaba ya llena, se fue para siempre.
Yo ya sabía que se iría. Esperé durante toda la noche, a oscuras para no molestarla, sin atreverme a tocarla y cuando se hizo de día y me fui a dormir, ella aprovechó para escaparse en silencio.

Ahora la luna y mi madre se confunden.
Luna mamá, te pido que veles por nosotros. No me abandones, ayúdame. Acompáñame, te necesito de verdad. Mírame desde ahí arriba. Ahora puedes verme bien. Ahora sabes algunas cosas que nunca te pude decir y otras que sí te dije pero tu olvidaste.
Cuida de nosotros, protégenos y danos luz. Y espérame. Hazme un sitio ahí, en tu planeta, cerquita de ti, para que no me sienta sola cuando vaya.
Y dile al viento del destino, ese que sopla suavemente por ahí arriba y que a veces susurra nuestros nombres, que yo también quiero ser madre, que lo deseo mucho.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Luna llena de Mayo



No encendí nuestra vela roja esa noche.
No pude. Tenía que estar con mamá. Yo sabía que esa sería nuestra última noche juntas. Ella durmió todo el tiempo. Se fue por la mañana.
M. me dijo que él si encendió la vela en casa, que habló contigo, luna, que te explicó que yo tenía que estar a su lado, velar su sueño para que se fuera tranquila y despedirme de ella.

Quizá no se ha ido del todo. La llevo en mi piel, en mis huesos, en mi sangre. En mis pensamientos, en mis emociones. En mis recuerdos.

Mamá, ojala estés aquí, mirando por encima de mi hombro mientras escribo esto que me cuesta tanto escribir. Ojala sepas que te quiero con toda mi alma. Perdona si me equivoqué alguna vez. Perdona si he estado confusa en algunos momentos. Perdona mi ira, mi rabia al ver que te ibas a una nube y te perdías en ella por culpa de tu enfermedad. Esa ira no me dejó consolarte algunas veces.
Pero tú siempre estuviste orgullosa de mí y de mi hermana.

Hace pocos días se cumplieron 47 años desde que me pariste. Fuiste mi madre entonces, porque el destino, o Dios lo quisieron así. También fuiste mi madre toda mi infancia, mi juventud. Cuando estabas clara, y cuando estabas oscurecida por la enfermedad. Y sigues siendo mi madre ahora que no te puedo ver ni coger tu manita. Gracias por dármelo todo. A tu manera, de tu forma particular. Lo hiciste lo mejor que supiste y pudiste. Y lo hiciste bien. Todo está bien. Ya no hay rabia, ni culpa.
Cuando te dejaba, en estos últimos tiempos me preguntabas "¿Cuándo vuelves?" Y yo te contestaba “luego”.

Hasta luego mamá. Volveré a verte, como siempre. Pero ahora tengo que vivir, tengo muchas cosas que hacer todavía. No me olvides, espérame y si puedes, échame un cable. Yo no te olvidaré, y te llamaré para que me acompañes cuando la vida se me ponga cuesta arriba y para que me ayudes a volar contigo cuando me llegue mi momento.

domingo, 17 de abril de 2011

Luna llena de Abril




Sobre el mar asciende la luna;
tras el horizonte arde el firmamento entero.
Se lamentan los que se aman: ¡es infinita la noche!
Su añoranza llega hasta el amanecer.
Apago el candil
para disfrutar del resplandor de la bóveda celeste
y me deslizo en mis ropas
porque empiezo a sentir el peso del rocío.
Desde que no puedo coger un puñado de polvo de luna
para regalártelo a ti,
me duermo
con la ilusión de encontrarte en mis sueños.

Chang Chiu-Ling (673-740)

miércoles, 13 de abril de 2011

Soñando...



¡Qué poco cuesta soñar!

sábado, 19 de marzo de 2011

Luna llena de Marzo

The Unseen Sea from Simon Christen on Vimeo.


Y aquí seguimos amor mío
esperándote siempre
bajo la luna
viajando hacia ti
a través de océanos de nubes
buscándote...
en un mar no visto
hecho de tiempo y de sueños
de certezas y deseos...
Descansa, mi dulce amor
wo ai ni
estamos velando tu sueño.

jueves, 10 de marzo de 2011

jueves, 17 de febrero de 2011

Luna llena de Febrero



Desde hace más de cuatro años encendemos nuestra vela cada luna llena. No hemos faltado a nuestra cita ni una sola vez. Le he pedido que nos acerque a nuestro sueño, que lo haga realidad. Algunas veces contenta, otras veces triste. Siempre mis manos entre las manos de mi amor.

Hoy le pido a esta luna de Febrero ese momento de calma, de tranquilidad interior, que me permita ver si nuestro destino está por ese sendero que veo ahí por la derecha, un poco por encima del hombro de Miguel.

Es un caminillo verde, estrecho, lleno de sombras...pero cuando te asomas un poco (yo como soy muy curiosa me asomo mucho y meto la cabeza y todo) ves que al fondo hay una luz muy brillante…

Al principio no nos dimos cuenta de que existía ese camino. Hemos andado y andado, pasando una y otra vez por la entrada, mirando de reojo. Hemos visto a algunas personas que se metían en él. Y hemos visto como resplandecían a lo lejos, cuando llegaban a la luz del final.

Y claro, tenía que pasar.

Empiezas asomando las narices, te paras, intentas escuchar los sonidos que vienen del fondo de ese caminillo.
Escuchas risas cristalinas, de niños que están jugando. Niños perdidos que esperan sin saber lo que esperan. Niños que son, como todos los niños, inocentes, curiosos. Y escuchas voces de mamás y papás que les cuentan un cuento.

Disimulas, haces como que no va contigo, y al final, tienes unas ganas locas de meterte por ahí.
Es como un GPS que se te instala dentro de la cabeza y dice todo el rato: ¡gire a la derecha! ¡gire a la derecha!...

Da mucho miedo abandonar el camino grande, el conocido. Sé que el miedo no se irá si por fin decidimos adentrarnos. Nos acompañará todo el tiempo, como una sombra pesada y burlona, que te tira de la manga todo el rato, intenta taparte los ojos y te hace temblar.

Pero quiero llegar a esa luz, tan verde, tan brillante. Qué difícil es explicar lo que se siente. Porque quizá tú estás allí, esperándonos, necesitándonos sin saberlo. Tanto como nosotros a ti. Porque donde tú estás, está nuestra felicidad y nunca podremos renunciar a ti. Porque hay que sacudirse toda esta tristeza de todos estos años. Porque nuestro destino es tu sonrisa. Porque no sabemos cómo serás, pero sí sabemos que te amamos completamente. No podemos perdernos esto.

Luna llena, resplandece para nosotros. Hemos llegado a esta entrada, arrastrando amor, asustados, con los ojos muy abiertos y el corazón latiendo a mil por hora. Solo te pido un poco de luz, para que sea más fácil, para no tropezar.

jueves, 20 de enero de 2011

Esther



El sana los corazones rotos, y venda sus heridas.
Cuenta el número de las estrellas, y a todas ellas les pone nombre.
Es grande y poderoso. Su entendimiento es infinito.

miércoles, 19 de enero de 2011

Luna llena de Enero



Amor mío, mis sueños siguen volando contigo.