martes, 15 de septiembre de 2009

Hasta luego

La de un gato es una muerte pequeña, que duele en el alma.

Gato grande, cariñoso. Sinvergüenza dulce, chulito que se pega a mis piernas.

La sombra oscura que cruza, que se funde en la noche, como un suspiro.

Superviviente de mil guerras, de siete vidas gastadas. Los ojos casi ciegos. Orgullo de su estirpe gatuna. Inocente y sabiondo, que observa, va y viene. Espera.

Los rayos del sol te buscarán, en todos los rincones que te gustaban.

Adiós, amiguito, da recuerdos en el otro barrio. Espero que nos volvamos a ver.

4 comentarios:

  1. ¡Lo siento mucho, Alicia!
    Un abrazo
    mar

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  2. Lo siento muchisimo... no sé si es una muerte pequeña... pienso más bien que simplemente es una muerte y que nos toca en el alma porque les queremos con el alma.
    Saludos.
    Laura.

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  3. Los animales fueron
    imperfectos,
    largos de cola, tristes
    de cabeza.
    Poco a poco se fueron
    componiendo,
    haciéndose paisaje,
    adquiriendo lunares, gracia, vuelo.
    El gato,
    sólo el gato
    apareció completo
    y orgulloso:
    nació completamente terminado,
    camina solo y sabe lo que quiere.

    El hombre quiere ser pescado y pájaro,
    la serpiente quisiera tener alas,
    el perro es un león desorientado,
    el ingeniero quiere ser poeta,
    la mosca estudia para golondrina,
    el poeta trata de imitar la mosca,
    pero el gato
    quiere ser sólo gato
    y todo gato es gato
    desde bigote a cola,
    desde presentimiento a rata viva,
    desde la noche hasta sus ojos de oro.

    No hay unidad
    como él,
    no tienen
    la luna ni la flor
    tal contextura:
    es una sola cosa
    como el sol o el topacio,
    y la elástica línea en su contorno
    firme y sutil es como
    la línea de la proa de una nave.
    Sus ojos amarillos
    dejaron una sola
    ranura
    para echar las monedas de la noche.

    Oh pequeño
    emperador sin orbe,
    conquistador sin patria,
    mínimo tigre de salón, nupcial
    sultán del cielo
    de las tejas eróticas,
    el viento del amor
    en la intemperie
    reclamas
    cuando pasas
    y posas
    cuatro pies delicados
    en el suelo,
    oliendo,
    desconfiando
    de todo lo terrestre,
    porque todo
    es inmundo
    para el inmaculado pie del gato.

    Oh fiera independiente
    de la casa, arrogante
    vestigio de la noche,
    perezoso, gimnástico
    y ajeno,
    profundísimo gato,
    policía secreta
    de las habitaciones,
    insignia
    de un
    desaparecido terciopelo,
    seguramente no hay
    enigma
    en tu manera,
    tal vez no eres misterio,
    todo el mundo te sabe y perteneces
    al habitante menos misterioso,
    tal vez todos lo creen,
    todos se creen dueños,
    propietarios, tíos
    de gatos, compañeros,
    colegas,
    discípulos o amigos
    de su gato.

    Yo no.
    Yo no suscribo.
    Yo no conozco al gato.
    Todo lo sé, la vida y su archipiélago,
    el mar y la ciudad incalculable,
    la botánica,
    el gineceo con sus extravíos,
    el por y el menos de la matemática,
    los embudos volcánicos del mundo,
    la cáscara irreal del cocodrilo,
    la bondad ignorada del bombero,
    el atavismo azul del sacerdote,
    pero no puedo descifrar un gato.
    Mi razón resbaló en su indiferencia,
    sus ojos tienen números de oro.

    Hola Alicia, te regalo este poema de Pablo Neruda, lo siento muchisimo y te comprendo porque para mí, mi gato es un miembro más de mi familia.
    Un beso.

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  4. Mar, muchas gracias. Cada día espero vuestras noticias...

    Laura: la de un gato es una muerte pequeña, porque los humanos, ante la muerte de otro ser humano, hacemos ritos, funerales, homenajes….agrandamos la muerte como paso necesario y previo al duelo, consolándonos con esas cosas, pensando que un entierro lleno de gente, el ataúd mas caro, o unas coronas de flores espectaculares sobre la lápida expresan el dolor que sentimos y son importantes.

    Hacer todo esto por un animal, perro, gato o cacatúa, nos parece ridículo y fuera de contexto. Y yo creo que lo es.

    El ser humano está cada vez mas alejado de lo que es natural. La muerte de los que amamos es dolorosa, y sin son humanos, llena de artificio.

    La muerte de un animal, es una muerte pequeña en comparación: sólo sentimientos, sólo buscarle por cada rincón en cada momento, sólo una lágrima y una sonrisa llenas de recuerdos. Muertes pequeñas, que sólo se llevan en el corazón, que se aceptan porque es un ciclo natural, y porque ya hicimos todo lo que pudimos cuando estaba vivo.

    Cuando muere un ser humano querido, no solemos pensar en esto, estamos demasiado aturdidos y muchas veces nos dejamos llevar por la marea de los ritos, los pésames…

    Bueno, sólo trato de explicar mejor porqué he puesto esta frase y no sé si lo he hecho bien o me estoy enrollando de mala manera….

    He visto tu Blog, es muy bonito. Costa de Marfil…¡qué belleza deber ser!...

    Ojala que tu hij@ llegue muy pronto y podamos celebrarlo.

    M. Carmen y Fernando: guardo este poema de Pablo Neruda como un tesoro. Y más por que me lo regaláis vosotros que por lo bellísimo que es…

    Un beso enorme y gracias por el consuelo.

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