martes, 1 de junio de 2010

Otra carta para Lee

Hola mi amor.

Tu habitación está hecha un asco.
No sé si te acuerdas lo primorosa que quedó, toda pintada de azul, con los muñecos colocados encima de la cama, y el cuadro que te pinté en el cabecero.
El cuadro es una golondrina volando por un cielo azul con nubes. Por detrás papá y yo escribimos un mensaje secreto para ti.

El cuadro sigue en su sitio, con su mensaje listo para que algún día lo leas, pero el resto de la habitación se ha convertido en un revolcadero de monas. Mejor dicho, en un revolcadero de gatas.
Al principio limpiaba, ventilaba, hablaba con los muñecos poniendo vocecita de gilipollas, y cerraba la puerta como si fuera un santuario.

Pero han pasado ya cuatro años desde aquel 9 de Junio de 2006 en el que llevamos nuestra solicitud a servicios sociales. Y, ya sabes, las cosas van degenerando.

Un día dejé de hablar con los muñecos. Otro día no limpié porque no hacía falta. Y otro día dejé la puerta abierta.



Julieta se metió como el rayo y se subió a tu cama. Y luego Pin, y Rita, y Charlie.
Todo lleno de pelos. Quité la colcha. Charlie le comía el pelo a la muñeca china que te regaló la tía. Julieta dormía abrazada al osito y por la mañana lo tiraba al suelo.

Después tuve que poner mi mesa de trabajo ahí, porque en el despacho de papá no cabíamos los dos. Y el portátil (lleno de pelos también). Y la impresora gigante que no entiendo del todo y se pone a hacer ruidos de vez en cuando como si le fuera la vida en ello.
He pasado muchas tardes ahí, pintando y soñando contigo. También están ahí, almacenados, los cuadros que no he vendido. (Hay crisis, así que tengo verdaderamente muchos cuadros).

Yo estoy bien, pero cada vez mas gorda. Trato de comer sano. Como ensalada. Tomate cortadito. Gazpacho del super de la marca de Bertín. Zumo de tomate.
Y por las noches, harta de tanto tomate, la cago, y mojo mas de media barra de pan en el aceitito que queda en el plato. Y de postre me echo cuatro cucharadas soperas de colacao en un vaso enorme de leche. Y me harto de bizcochos. Y me da pánico pesarme.

Supongo que es ansiedad. El caso es que estoy mutando a foca.



Y si sigues sin venir, yo también me revolcaré en tu cama, como nuestras gatas, como un león marino gigante, y le comeré el pelo a la muñeca, y hablaré con la impresora loca poniendo vocecita de gilipollas.

Ya sé que no es culpa tuya. Y que en vez de escribirte cosas tiernas y amables, me estoy pasando cantidad.

Y a lo peor se te quitan las ganas de venir, con una madre-abuela-foca que además está un poco pirada. Pero tienes a tu padre, que no está gordo, es cariñoso y está deseando que vengas para enseñarte a jugar al pádel, al fútbol y a lo que haga falta para que puedas ir a las olimpiadas de Madrid en el 2056.

Y yo imagino que te tengo y te llevo a Faunia, y te ayudo con los deberes del cole, y te cuento historias sobre el loro verde que se escapó de la jaula. Y sobre todo, te imagino abrazada a papá, dormida, con cara de felicidad. Y pienso que pensaré “¡ahhh…!¡qué descanso! ¡ya estamos todos!”.

Te amo.

5 comentarios:

  1. Yan, no sé como lo haces pero siempre consigues emocionarme
    Un abrazo muy fuerte

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  2. Ayss mi golondrina, cuando amor y cuanto dolor siento en tus palabras...eres una futura mamá preciosa y esos kilitos que dices que te sobran (que yo te veo preciosa), cuando venga ese rayito de sol que falta en tu casa, ya verás como los pierdes rapido corriendo trás ella. Y asisteremos a esas olimpiadas del 2056, las dos juntas, con nuestras niñas, aunque me parece que iremos con lentes, bastón y sin dientes jajajaja...pero allí estaremos.
    Te quiero golondrina rellenita.

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  3. Querida amiga, ya he entrado aquí dos veces y me he tenido que ir sin comentar con la lagrimilla, a sonarme los mocos. Ayyyy cómo te entiendo amiga, me reconozco en cada una de tus palabras. Hasta me reconozco en la foto de la foca, ya te mandaré una actualizada porque ya estoy mutando a ballena ... y así no es para darle ánimos a nadie. A no ser que te sirva lo de "Mal de mucho consuelo de tontos"... Me da a mí que no.
    Estoy segura que un día llegarán tu golondrina y mi libélula, y llenarán ese vacío, que nos empeñamos en rellenar, tú con bizcochos y yo con pastelitos del Mercadona.
    Ya verás como los kilitos se te van cayendo sin darte ni cuenta, porque el vacío no está en el estómago sino en el corazón y ella te lo llenará enterito. Y harás con tu niña todo lo que sueñas, y te volverás a enamorar aún más de tu M. cuando lo veas radiente de felicidad con vuestra hija.
    Para que te quedes tranquila, te diré, que todas las mamás del corazón somos "mamá-abuela" porque de tanto esperar y desear, cuando tenemos a nuestras hijas "chocheamos" y a penas digan cualquier chorrada, se nos cae la baba y lloramos... como una abuela.
    Tequiero mucho, no te preocupes por la impresora, tienen vida propia.
    Trecientos besos, ¡¡¡Yo te veo preciosa por dentro y por fuera!!!
    Lola Pelmaza

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  4. Pelmazas nº 1 y nº 2: hay que ver lo mucho que os quiero. A la pelmaza nº 3 (M.J.)también la quiero mucho, pero no se pasa por aquí porque está muy entretenida haciendo tontás en el facebook.
    Mar, te tengo abandonada, pero ya sé que todo va bien y que la peque está hecha un sol.
    Me ha gustado lo de que el vacío no está en el estomago sino en el corazón. Es verdad. Se lo diré a M.

    Trescientos mil besos

    Yàn

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  5. No, mujer, que sí que me paso... es que me da mucha pena y me pasa como a Lola, que me paso por aquí y me voy no con la lagrimilla sino con la lagrimona, porque me faltan las palabras cuando te leo.
    Pelmaza nº 3 con muchos besos para ti y para las otras dos pelmazas 1 y 2.

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