sábado, 11 de abril de 2009

Mi felicidad es a veces tristeza...

Esta es una foto de una niña abandonada delante del Yangchun Social Welfare Institute en 2004. Supongo que algunos la habéis visto ya en otros sitios.



Yo la tengo guardada desde hace tiempo, y aunque para mi la adopción es un camino de alegría, siempre que vuelvo a mirar esta foto me lleno de tristeza. Hoy la pongo aquí para compartir esta reflexión.

Durante todo este tiempo, muchas veces pienso en los padres biológicos del que será finalmente nuestro hijo o hija.

Pienso en como serán, si serán jóvenes o más mayores. Si tendrán otros hijos. Y sobre todo, pienso en el cómo y el porqué. Y lo pienso porque sé que algún día, espero que no muy lejano, tendré un hijo o hija que preguntará, y dudará, y tal vez sufrirá por ello. Y sé que responderé con la verdad, no sólo porque es su derecho, sino porque creo que es el mejor camino para andar por la vida.

Sé que no tendré todas las respuestas y que no será fácil. Pero yo buscaré para ofrecerle todas las que pueda.

Esta foto da algunas respuestas sobre “el cómo”.

En España todavía aparecen noticias de bebés arrojados al contenedor de la basura. No voy a comentar esto porque me produce demasiado dolor.

Pero si observáis bien esta foto, veréis como esta niña no ha sido abandonada de forma improvisada. Sí, está en una pobre caja de cartón, pero está vestida con cuidado, con una mantita para que no coja frío, y a su lado hay varias bolsas con lo que supongo que son sus cosas, quizá más ropa o algún juguete. Y un biberón.

Algunas veces aparecen, entre la ropita de los bebés encontrados, notas donde se aclara su fecha de nacimiento, y unas líneas de gratitud hacia quien se haga cargo de él o ella.

Esa premeditación, da una idea del dolor y la preocupación de la persona que finalmente decide que su única salida es abandonar a su hijo. Quizá ha pensado durante semanas o meses en el mejor lugar para dejarle y que lo encuentren rápidamente.
Quizá ya lo pensaba, día y noche, mientras aún estaba embarazada en secreto.

El porqué:

Ya sabemos que en China todavía existe la “Ley del hijo único”.
La instauró Mao, para tratar de controlar una población que se iba desbordando año tras año.

Los chinos sólo pueden tener un hijo en la ciudad. En las zonas rurales se les permite tener dos hijos siempre que el primero sea niña. Las minorías étnicas pueden tener dos o más.

Parece que siempre están a punto de abolir esta Ley. Pero aún continua en vigor.

El castigo por infringir esta “Ley del hijo único” consiste en considerables multas, que los más pobres no pueden pagar. Los chinos ricos (que los hay) no tienen problemas.
En muchos casos se ha obligado a las mujeres a abortar a su segundo hijo, incluso pocas semanas antes de dar a luz.

También sabemos que prefieren varones: un varón es el sustento de su familia. En cambio, una mujer, se casará y se irá a cuidar a la familia del marido.

Por esta razón, la mayoría de los abandonos ha sido siempre de niñas. Aunque en los últimos años también hay muchos niños abandonados (y cada vez más).

El gobierno chino, es consciente de la desigualdad que se está creando en su sociedad, en la que cada vez hay más hombres y menos mujeres. Se estima que, de seguir la tendencia actual, en 15 años puede haber 30 millones de hombres más que de mujeres en edad de formar una familia.

Sin embargo, los cambios son lentos en China. Cada día y cada noche un niño o niña es abandonado en una pobre caja de cartón por alguien que sufrirá y recordará siempre.
Y ese dolor se convertirá, tiempo después, en la mayor alegría de nuestra vida.

2 comentarios:

  1. comparto tus pensamientos, Yàn. Ese sufrimiento será nuestra alegría, pero es terrible.
    Un besazo

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  2. Son los dos cabos del hilo rojo que nos une. En uno hay tristeza y en el otro felicidad.
    Y para que algunos seamos felices otros son desgraciados. Esto pasa en muchos otros aspectos de la vida, pero hay que ser valiente para afrontarlo.Yo por más que busco no veo la solución...
    Un beso Mar

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