lunes, 13 de abril de 2009

Recapacitando...

Estoy leyendo otra vez mi entrada anterior, y sigo rumiando.

No es que el tema sea agradable para mi, todo lo contrario, pero creo que he simplificado demasiado cuando hablo del “porqué”.

Pudiera parecer que China es distinto a cualquier otro país con adopción internacional...y quizá lo sea de alguna manera, pero no en lo fundamental.

En otros muchos países no existe la “Ley del hijo único”, y también se abandona a los niños a su suerte. Si esta suerte es la adopción internacional, serán niños que crecerán sin carencias materiales, y sobre todo con mucho cariño, porque sus padres los habrán esperado durante años con amor y les darán todo lo posible en todos los aspectos de su vida.

Etiopía, Rusia, Ucrania, México, Filipinas, Honduras, Bolivia, Colombia, Haití, India...

Y otra vez la eterna pregunta “¿por qué?”.

El amar a un hijo nos resulta algo tan natural, que la idea del abandono parece una abominación.

Quizá me estoy metiendo en un jardín que no me corresponde. Yo no sé prácticamente nada, hay mucha gente que ha hecho y hace estudios sobre todo esto. Leo a Brian Stuy. A Joshua Zhong.

Quizá no debería pensar ahora en estas cosas. Quizá debería esperar a tener a mi hijo o hija. Quizá debería esperar a que tenga una edad en la que pueda comprender. Y quizá no comprenda nunca. O quizá ese Dios, en quien no creo, salga de las profundidades y me ilumine algún día para que sepa qué decir y como consolar.

Porque “abandono” es una palabra terrible y necesita consuelo. Y explicación.

Creo que la respuesta: “te abandonaron porque en aquellos tiempos existía la ley del hijo único y se vieron obligados a ello” no es suficiente. O quizá lo sea por un tiempo, pero no es “La Respuesta”.

Hay muchas más respuestas: guerras, posguerras, miseria, hambre, rechazo social, enfermedades de los padres, muerte de los padres....

Y estoy evitando conscientemente la peor y la más temida de las respuestas: “ tus padres te abandonaron porque no te querian”.

Hasta no hace muchos años también en España existían los orfanatos, lo que llamaban “la inclusa”. También muchos niños eran abandonados en los tornos de los conventos. Las carencias de la posguerra, el ser “madre soltera”, la presión de una sociedad miserable...quizá esto puede desembocar en una ausencia de lazos de amor con el hijo o en pensar “esto es lo mejor para él”.

No se puede ir país por país, persona por persona haciendo una encuesta “...y tú...¿por qué abandonaste a tu hijo?...”.

Lo que quiero matizar de mi entrada anterior es que La “Ley del hijo único” no es la única respuesta. Aunque es una realidad, y una razón, no se trata de una especie de “coartada”.
Hay algo mucho mas profundo, mucho mas extenso en todo esto. Y duele pensar en ello.

Bueno, por hoy está bien. A veces dar tantas vueltas sólo conduce al mismo sitio.

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