martes, 5 de mayo de 2009

A propósito de Job.

Hoy estoy más tranquila. No es que esté muy animada, pero ante lo irremediable, ahora me ha entrado esa especie de aceptación tipo Santo Job, de “aquí me las den todas”.

Para quien no lo sepa, Job era un señor de la Biblia a quien dios le mandaba todo tipo de calamidades (a través del demonio para no quedar mal él, y con una mala leche y una saña increíbles).

El pobre hombre aguantó todo con increíble paciencia, las enfermedades, la muerte de su familia, la pobreza...
Al final.....bueno, si queréis saber como acaba esta interesante película de terror, os dejo el enlace este de la Wikipedia, no voy a ser yo la que desvele el final de la película...

(Por cierto, la iglesia católica lo celebra el 10 de Mayo. Muy próximo y oportuno).

El caso es que Angels-Adopchina me ha hecho salir un poco del embrutecimiento de estos últimos días y reflexionar.

Es cierto que en un país como China, una epidemia de “gripe porcina” sería una catástrofe de proporciones inimaginables.
Ya fue terrible la pasada “gripe aviar”, aunque debido al tradicional hermetismo chino, no hemos llegado a saber la verdadera magnitud de aquello y los estragos que debió causar.

Seguramente, cuando todo esto de “la gripe porcina” haya pasado, tampoco sabremos nunca sus consecuencias reales, porque entre la discreción de China (respetable a mi parecer) y el absurdo circo mediático que se ha organizado (también según mi opinión), pasará a la historia como un caso más de pánico colectivo en el que las víctimas reales, con nombres y apellidos, quedarán a un lado, olvidadas por todos los que ahora se echan las manos a la cabeza y se ponen la mascarilla de la hipocresía social.

Nuestros hijos, que esperan en los orfanatos o con familias de acogida, están muy expuestos a todas las calamidades reales.

En la China profunda no hay medios para combatir enfermedades que aquí son tratables yendo a la farmacia de la esquina a por unas pastillas que te tomas cada 6/8 horas. Allí no hay farmacia de la esquina, ni antivirales, ni nada de nada.

Y la entrada en China de extranjeros, con o sin carga vírica sobre sus espaldas, supone un riesgo para los niños que China no está dispuesta a asumir. Y tampoco ninguno de los que esperamos para ser padres y desesperamos por no serlo todavía.

Entonces se paralizan los viajes de los padres a por sus hijos, se aumenta la validez de las invitaciones para viajar y se suspenden las asignaciones.

Dice Angels, en el foro de Adopchina, que esta medida de paralizar las asignaciones se puede considerar “humana” ya que es horrible para los padres adoptivos el tener ya los datos y la foto del ansiado hijo y no poder viajar, ni hacer planes en un futuro inmediato.

Supongo lo que sentirán estos padres que ya tienen la asignación después de más de tres años de espera, o los que pensaban que la iban a tener de inmediato: una enorme impotencia y una terrible ansiedad por salir de esta pesadilla y que todo esto termine con su hijo en los brazos. Esto también es “humano”.

Y espero y deseo con todo mi corazón que el CCAA siga trabajando mientras dura esta crisis, y que dentro de unos meses, pocos tal vez, empiecen a enviar todas las asignaciones acumuladas durante este periodo de forzosa paralización.

Porque si no lo hacen así, esta espera de tantos años acumulados no solo seguirá siendo eterna, sino ya imposible de sobrellevar, por mucho amor contenido, por mucha ilusión que se tenga, y por mucha paciencia que se le ponga a todo esto.

Los que llevamos tiempo esperando, arrastramos ya muchas cosas que nos entorpecen y dificultan todo este proceso, que debería ser una preparación para ser padres y madres y supongo que incluso mejores personas.

No nos limitamos a esperar, sino que escuchamos todo tipo de argumentos contradictorios y angustiosos:

Que si van a cerrar definitivamente las adopciones en China, que si están favoreciendo la adopción nacional y hay menos niños para adopción internacional, que si van a abrir más orfanatos. Que si ya están abiertos todos. Que si esto es por culpa de los Juegos Olímpicos. que todo cambiará y habrá un acelerón en el año nuevo (en enero)... que el año nuevo no es el nuestro sino el chino (en febrero)...

Y esto por no hablar de los problemas, las trabas y las zancadillas que las administraciones de determinadas comunidades autónomas ponen a los adoptantes. De la tremenda desigualdad de criterio, de injusticias que claman al cielo y que provienen de nuestro propio país.

Tratas de no hacer caso a los rumores. Tratas de no hacer cálculos ni estadísticas. Intentas simplemente esperar en paz.

Pero ves que cada mes asignan sólo dos días, y que los últimos asignados son del 6 de Marzo de 2006. Y ahora llega la “gripe porcina”. Y todos la padecemos, enfermos o sanos.

Bueno, siento si mi desahogo ha sido un poco largo. Soy consciente de que lo que digo no es nada novedoso ni aporta ninguna luz para quien está en el camino como nosotros. Sólo pretendía sacar lo que me estaba comiendo por dentro.

En este mismo instante sigo con mi vida, tratando de ser lo más feliz posible, aprovechando el tiempo para aprender y esperando a Lee con todas mis ganas y toda mi energía (y tengo muchísima). No soy una víctima, sólo una madre que espera.
Nunca me rendiré. Conmigo no pueden ni dios ni el demonio. Yo soy Yàn Lee, la misma que viste y calza, y a mi lado, Job queda bastante patético y hasta da un poco de risa...

3 comentarios:

  1. Así me gusta leerte, realista pero con esperanza, y dispuesta a esperar y seguir ahí, sabiendo lo que ha habido detrás y lo que puede aún haber por delante. Y aún así poniendo la ilusión y el amor por delante.
    Yo siempre digo que el que espere va a tener a su hijo, ¿cuando?, cuando llegue el momento, ya podemos encabritarnos, rabiarnos, pero que llegará, seguro.
    Yo cada vez lo veo más imposible, mi medio pomelo no va a querer esperar, y se ve todo cada vez más lejano...
    Un beso, y sigue con esta fuerza que te da el amor.

    ResponderEliminar
  2. Loli dile al medio pomelo ese que... ¡ni que tuviera que correr la maratón con 60 kilos en la espalda!

    Esperar no está tan mal siempre y cuando puedas hacer una vida buena mientras tanto.

    Esperar no está mal cuando te dejan en paz y no te acosan con angustias innecesarias.

    No se trata de sacar aburridamente la silla a la puerta de casa y ver pasar a la gente con la misma cara de las vacas cuando ven pasar el tren.

    Esperar es hacer las cosas normales de tu vida, pero dejar la ventana abierta por si se cuela algún pajarillo, o un rayo de sol...

    Que nuestras vidas no son unicamente esta espera....no vivimos para esperar, esperamos mientras la vida va pasando...

    Los que esperamos no somos víctimas ni héroes. Tenemos un sueño, hemos hecho los deberes, y ahora no depende de nosotros.

    Todos nos pasamos la vida esperando: nosotros a que llegue nuestro hijo, mi perro esperaba moviendo el rabo a que llegara la hora del paseo, mis gatas me esperan en la puerta de casa cuando llego por la noche, los gorriones esperan a que les ponga las migas de las galletas por la mañana...y hasta el geraneo espera a que le eche un poco de agua cuando paso por su lado y se me olvida (el pobre, si pudiera sacaria las raices del tiesto y se iria el solito a beber..)
    Hasta los viejos esperan, a veces a que vengan los nietos a verles. Y a veces esperan la muerte.

    No se puede vivir sin esperar, no es lo natural, ese no es el problema.

    Haz un zumo con él. Y echale bien de azucar, que el pomelo es muy amargo.

    Te quiero mucho Loli.

    ResponderEliminar