jueves, 26 de febrero de 2009

Hoy hace dos años...

El 28 de Febrero de 2007 nuestro expediente de adopción quedó registrado en las oficinas del CCAA.

Como os conté en una entrada anterior, es una fecha importante, ya que a partir de ella empieza la cuenta atrás en el proceso adoptivo.

Aunque no conozco a ninguna familia con nuestra misma fecha de registro, sé que hay muchas, tal vez muchísimas, ya que los primeros meses de 2007 están cargados de expedientes. Cargados de ilusiones.

A partir de Mayo de ese año 2007, se endurecieron los criterios de China en su normativa para la adopción internacional.

Por miedo a ser rechazados, muchos corrieron para llegar a tiempo y que su expediente quedara registrado antes del 1 de Mayo.
No fué nuestro caso, simplemente nuestro expediente coincidió con el cambio de normativa pocos meses después, pero a veces pienso en aquellos que se quedaron “a las puertas” con las manos llenas de papeles y el corazón encogido. Todo mi cariño y comprensión para ellos (espero que encontraran el hilo rojo de alguna otra manera).

El CCAA (China Center of Adoption Affairs)es el organismo que regula la adopción en China y que vela para que el proceso sea transparente.

En estos tiempos duros para la adopción internacional se habla mucho del hermetismo del CCAA. No seré yo quien haga una critica al respecto. Desde 1996 es responsable de que muchas familias hayan encontrado a sus hijos e hijas al otro lado del hilo rojo. Y eso merece mi absoluto respeto.

Os pongo unas fotos de las oficinas del CCAA:



Ahí, entre esas carpetas, posiblemente estará nuestro expediente. Y quizá también el vuestro. Esperando a que unas manos mágicas lo recojan y unan los dos cabos del hilo rojo.

Hoy se cumplen 2 años.
En este tiempo ha habido momentos tristes, casi desesperados, pero también momentos de calma, de aprendizaje, de felicidad por el camino emprendido. Una enorme felicidad.

No sabemos cuanto tiempo más durará esta espera. Pero seguiremos hasta el final.

Porque al final, al otro lado de ese hilo rojo que nos une para siempre,

ESTO ES LO QUE HAY:




(Gracias a mis compañeros del foro de Adopchina: Mónica, Oriente y Seu, por dejarme poner las fotos de sus hijas. La espera a veces es dura, pero he comprobado que produce una enorme generosidad: es tantísimo lo que estos padres y madres han recibido que después no pueden dejar de dar apoyo y consuelo a los que vamos por detrás...)

miércoles, 25 de febrero de 2009

ASCII Art

Hace unos años, solía hacer cosas como estas:



Las utilizaba como firma de correo electrónico.

Esto se llama ASCII Art. A mí me gusta.

Si os gustan podéis encontrar algunas ideas en estas direcciones y practicar un poco.

Ascii Art Dictionary

Chris.com - ASCII Art Collection

Es bastante entretenido. (Como el Solitario Spider. Por cierto, qué vicio más malo tengo)

La verdad es que hay que tener bastante maña, aunque no es necesario tener ningún programa complicado porque se pueden hacer con cualquier editor de texto (por ejemplo con el bloc de notas de Windows)

Luego ya es copiar y pegar.

Hay algunos programas que convierten imágenes .JPG (por ejemplo fotos) a este formato, y se pueden hacer cosas como estas:





En esta dirección encontrareis una aplicación on line que está bastante bien.

JPG2TXT

Aunque yo personalmente pienso que la “gracia” del asunto está en darle a la tecla y el cursor y ser un poco creativo....

martes, 24 de febrero de 2009

Para M.

"Para mi corazón basta tu pecho,
para tu libertad bastan mis alas."



”...Te amo sin saber cómo, ni cuándo, ni de dónde,
te amo directamente sin problemas ni orgullo:
así te amo porque no sé amar de otra manera,
sino así de este modo en que no soy ni eres,
tan cerca que tu mano sobre mi pecho es mía,
tan cerca que se cierran tus ojos con mi sueño.”

(Pablo Neruda )

domingo, 22 de febrero de 2009

Comiendo pollo...y las dos sillas.

El otro día comí pollo, y me acordé mucho de este señor:


Y eso me ha llevado a acordarme también de este otro señor con problemas de visión:


Y de las hermanas Gilda (que se parecen a dos que yo conozco muy bien):


Claro, es que me estoy haciendo mayor, y el último Mayo cumplí los 44


Una vez, cuando era muy muy pequeña, fuimos a Málaga por la noche en tren, y mi madre, para que no enredara y me estuviera calladita, me compró un tebeo de ésta. (mi madre, en los momentos clave, siempre me daba cosas para leer, y por eso tengo este vicio de lectura que tengo..)

(Atención: quita la musica de fondo en el cacharrillo de la derecha, que si no los videos se oyen fatal)



También veia:



Y cómo no:



Y luego me hice adolescente y....



(estos últimos tengo que reconocer que me siguen gustando: ese pelo, esos pantalones de campana....si, soy una hortera. Me he hecho mayor. Bueno ¿y qué?.........stayin´ alive!!)

jueves, 19 de febrero de 2009

Una pequeña explicación..

Este Blog está dedicado con AMOR a nuestr@ hij@ Lee.

Después de muchos años intentando tener hijos biológicos, con tratamientos agotadores y mucho sufrimiento físico y emocional, todo acabó el día que los médicos me dijeron que no debía quedarme embarazada nunca más.

Después de aquello, decidimos que era el momento de empezar a andar por otro camino.
Desde bastante tiempo antes habíamos pensado en la adopción como una vía más para tener hijos, así que cambiar de camino no supuso ningún trastorno, fue algo natural. A veces pienso que extrañamente natural. (El “Hilo Rojo” quizá)


En Junio de 2006 formalizamos nuestra solicitud en Bienestar Social.
Después vinieron los cursos, las entrevistas, la burocracia, las carreras para presentar todos los papeles. En Diciembre nos dieron el Certificado de Idoneidad. Y otra vez a correr para obtener todos los papeles y preparar el expediente.

Contratamos con una ECAI (Entidad Colaboradora de Adopción Internacional) que envió nuestro expediente a China, y por fin nos dieron nuestra Fecha de Registro: 28 de Febrero de 2007.
Esta fecha de registro es importantísima para todos los padres adoptantes.
Los expedientes siguen un orden de llegada, y nos asignarán a nuestr@ hij@ cuando nos toque.
De momento estamos bastante por atrás: ahora mismo están asignando los expedientes registrados en Marzo de 2006.

La espera es angustiosa, a veces parece interminable, las manos llenas de amor para darle a un hijo que parece que no llega nunca.
Imaginas como lo abrazarás, los cuentos que le contarás, lo que intentarás enseñarle lo inmensamente feliz que te sentirás.
No sabemos como será (bueno, evidentemente será chino), ni si será niño o niña.
Pero sabemos que vendrá de muy lejos, como las golondrinas que vuelven a casa después de un largo y terrible viaje. Y estamos esperando.

Yo no quiero que este Blog sea cursi, ni ñoño, ni dedicarlo enteramente a la adopción.
No quiero explicar continuamente lo mucho que deseo a nuestro hijo o lo mucho que le amo aún sin conocerlo.
Mi vida está llena de muchas cosas, de muchas circunstancias, de muchas alegrías y alguna tristeza.

Es lógico que cada pensamiento esté ligado a él o ella. Cada sonrisa, cada momento feliz se lo ofrezco.

Y el tiempo sigue pasando, y tenemos que seguir andando sin obsesiones, y preparar el nido sin angustia.
Aunque son tiempos difíciles para la adopción internacional, estoy en paz.
Sé que nuestra golondrina llegará a casa, sujetando firmemente el hilo Rojo que nos une para siempre.

(Para ver este video acuerdate de apagar la música de fondo del Blog en el reproductor que hay en la columna de la derecha....)

miércoles, 18 de febrero de 2009

Me encanta...

Me gustó cuando lo vi hace tiempo y me sigue gustando bastante:

(Como el video tiene musiquilla de fondo, antes de darle al play, quita la música de la página).(Está en un cacharrillo a la derecha)(Sí, justo ahí)

...

No sé qué decir. Supongo que se lo dije todo, suavecito en la oreja, el pasado 7 de Enero cuando se fue.
Y se lo digo cuando sueño con él. Y cuando le busco por todos los rincones de la casa.
Te quiero desde siempre y para siempre. Si tuvieramos suerte y hubiera algún sitio donde pudieras esperarme.....yo iré a buscarte en algún momento.

Escolopendras, naranjas, leche caliente y “La Caja”

Desde hace unas semanas echan un programa en la tele (creo que en Tele5) que se llama “La Caja”.

A mi no me gustan mucho este tipo de programas, pero como soy noctámbula y me cuesta irme a la cama y dormirme como la buena chica que soy, pues ha coincidido que he visto algún trozo un par de veces y me ha dado que pensar.

(En otra ocasión podríamos hablar de gustos televisivos, aunque yo tengo que reconocer que tengo buenas tragaderas y a veces me quedo fascinada viendo las cosas mas peregrinas...) (Sí, me da un poco de vergüenza reconocerlo.)

Bueno, se supone que la gente va a ese programa a solucionar sus angustias y sus fobias.
Les meten en un espacio cerrado, como una caja grande, y les proyectan imágenes de su vida y relacionadas con su problema psicológico.

El caso es que en el trozo que vi ayer había una chica que tenía fobia a los petardos. Y hace unas semanas había otra que tenía fobia a las aves y una tercera que tenía fobia a las cucarachas.

La terapia, entre otras cosas, consistia en lo siguiente:

A la de los petardos le aparecían dos niños que la petardeaban, a la de las aves le metían un pájaro en la caja (creo una paloma), y a la de las cucarachas le proyectaban imágenes de cucarachas gigantes.
(No veas qué gritos pegaban las pobres....tuve que bajar el volumen de la tele para no despertar a nadie)

Lo curioso es que cuando salían de la Caja al final del programa, decían que estaban mucho mejor. (Bueno, para ser sincera no vi como terminaba la de los petardos, aunque desde aquí le deseo lo mejor).

El caso es que parece ser que las Fobias se deben a algún trauma, preferentemente ocasionado en la infancia. Pero tampoco es tan sencillo como eso: si algo nos ha dolido, como seres humanos retorcidos que somos, en vez de achacarlo a la fuente de nuestro dolor, le echamos la culpa a otra cosa que no tiene nada que ver.

Yo tengo tres fobias:

1. El olor de las naranjas y las mandarinas. No lo soporto desde que tengo memoria. Si alguien las come a mi lado, me pongo malísima y me dan arcadas (no pego alaridos ni nada de eso, y por educación me suelo quedar callada, pero a la mínima oportunidad salgo huyendo despavorida)

Seguro que es por algún problema infantil.(Como tuve unos cuantos no sé a cual de ellos le debo el “regalito”)

2. El olor de la leche caliente. Puajjj (esta fobia es más reciente, y yo creo que más que fobia es que simplemente me da asco).

Y la tercera (me tiemblan hasta las piernas). Mirad:



Bueno ya está. He sido capaz. Ya está hecho.

Esto es una ESCOLOPENDRA, y muerde. En algunos sitios les llaman ciempiés, pero vamos, nada que ver con los simpáticos animalitos de dibujos para colorear....

Una vez me picó una en el brazo y todavía tengo la cicatriz. Son muy agresivas, y como vivo en una zona campestre las hay a mogollón. Son muy rápidas y muy duras, y las hay de muchos tamaños y colores.
Mis gatas las cazan. Mi marido se las carga sin piedad. Y yo parece que las atraigo.

No sabía si me iba a atrever a ponerla aquí, entre mis cosas queridas, pero siguiendo la filosofia de “La Caja”, ESTO ES TERAPIA.

martes, 17 de febrero de 2009

La casa de Brisa y Nube

(Un cuento de Rythmduel)

Con el paso de los años, la casa se había convertido en un territorio salvaje.
Al principio, cuando la abandonaron, todo había quedado en silencio. Estaba repleta de frío y soledad: otra de tantas cosas que el hombre usa y tira sin preocuparse.
Pero pronto algo empezó a cambiar.

La Naturaleza, primero muy poco a poco, casi de puntillas, luego ya pisando fuerte, sin disimular, fue ocupando las paredes, los suelos, los techos, los rincones húmedos y oscuros, la madera vieja de puertas y ventanas. Hongos, ratones, hormigas, carcoma, gusanos, moscas, mosquitos, cucarachas, arañas..., todos fueron llegando para quedarse. La casa se llenó de habitantes menudos e inquietos, de suaves ruidos: aquí unas patitas corriendo apresuradas, allá un roce de alas, más allá un crujido... El canto de la Naturaleza era apenas un susurro, pero tenía la fuerza de la Vida.

Brisa y Nube, dos golondrinas jóvenes, se habían jurado amor eterno.

Decididas a formar una familia, estuvieron de acuerdo en construir su primer nido sobre una ventana de la vieja casa. El lugar era tranquilo, ideal para criar a sus polluelos. El campo estaba cerca, rebosando en primavera de flores e insectos. Un pequeño arroyo cruzaba el patio trasero, y silbaba alegre una canción de bienvenida.
Así pues, allí se quedaron.

Tuvieron dos polluelos: Tenue y Terral, dos bichillos siempre hambrientos e incansables que echaron a volar muy pronto. Fueron unos días agotadores para Nube y Brisa: vigilarlos y alimentarlos ocupaba todo su tiempo. Casi no podían comer, pero el esfuerzo valía la pena: sus hijos crecían sanos y felices.

Tomaron la decisión de regresar todos los años a esa casa.
Y lo hicieron: volvían unas semanas antes de poner los huevos para reparar el nido, criaban a sus nuevos polluelos, y partían al llegar el Otoño hacia tierras más cálidas. A Brisa y Nube se les unieron pronto otras parejas, que se instalaron en los restantes ventanales: Centella y Soplo, su hija Tenue, que se comprometió con Rayo, Silva y Galerna, su hijo Terral y Rizos... Nuevas generaciones de golondrinas rompieron el cascarón, se alimentaron y aprendieron a volar en la seguridad de la vieja casa. El silencio de la piedra y el cemento se llenó de chillidos ansiosos, de regañinas paternas, de aleteos apresurados.

Sí, con el paso de los años, la casa se había convertido en un territorio salvaje. Y su propietario era la Vida.

Hasta que llegó Ella.

Notaron que algo extraño pasaba cuando al regresar, allá por el mes de Marzo, encontraron las ventanas de la casa abiertas de par en par. Un sonido que no era del viento, ni de las ramas de los árboles vecinos, parecía venir del interior.
Un sonido. Un rumor que estremeció sus plumas.

Allí había un humano.

Brisa y Nube habían conocido humanos en sus viajes. Sabían, por instinto y por las enseñanzas recibidas de sus padres (que a su vez, las habían recibido de sus abuelos, y éstos de sus bisabuelos, y así hasta el principio de los tiempos) que debían apartarse del camino de los humanos. Los humanos podían llegar a todas partes. Cambiaban la tierra a su gusto, o la destruían. Los humanos no eran de fiar. No respetaban nada ni a nadie. No obedecían las reglas de la Naturaleza.

Temieron por su hogar.

Se acercaron a la casa con precaución, revoloteando primero bien lejos, después un poco más cerca, hasta que pudieron distinguir con claridad su nido.
No había pasado nada. Allí estaba. Un poco estropeado por el viento y la lluvia, pero nadie lo había tocado desde el año anterior. Los otros nidos tampoco habían sufrido daño.

Dudaron entre quedarse o buscar un lugar mejor. Con un humano tan cerca, no iban a estar seguros.
La casa ya estaba condenada para ellos, dijo Nube. No respondió Brisa. Hace falta algo más que una simple amenaza para que una golondrina abandone su primer nido.

Brisa siempre había sido una golondrina valiente.

Se quedaron.

Esa misma noche descubrieron que el habitante de la casa era alguien especial, aunque un poco ruidoso, como todos los humanos. Ya de madrugada, cuando las habitaciones del interior quedaron a oscuras, comprobaron asombradas que el canto de la Vida no se había apagado del todo. Además, había algo en el ambiente.
Sí, la casa se había llenado de un aroma inconfundible.

Era el perfume de los sueños.

Contaban los ancianos que hace mucho, muchísimo tiempo atrás, cuando la Tierra era diferente a como es ahora, cuando los continentes estaban unidos y el clima era distinto, las golondrinas no viajaban. No tenían necesidad. Vivían felices y despreocupadas en el País Templado, un paraíso de paz y abundancia. Pero el mundo cambió. Tembló, escupió fuego, y la tierra se rompió en mil pedazos. Se vaciaron mares y crecieron enormes cordilleras. En algunos lugares llegó el frío más terrible, otros se convirtieron en desiertos abrasadores. El País Templado desapareció. Y las golondrinas tuvieron que buscar mejores sitios para vivir. Empezaron a viajar. A migrar.

Al principio fue muy, muy duro. No estaban acostumbradas. Nunca habían tenido que ir tan lejos. Eran, además, perezosas por naturaleza, después de tanto tiempo sin esforzarse por nada. Muchas murieron por el camino (el Gran Viaje, decían los ancianos), y sólo quedaron las mas fuertes y valientes. Pero al fin encontraron nuevas tierras en las que vivir, y rutas por las que desplazarse cuando llegaba el frío. De todas formas, viajar seguía siendo cansado y penoso.

Y entonces fue cuando descubrieron los sueños.

Un día se dieron cuenta que, en las largas noches de migración, podían encontrar sueños en el cielo y dejarse llevar adormecidas por ellos sin esfuerzo, recorriendo así enormes distancias. Desde aquel momento, millones de golondrinas han descansado en pleno vuelo acompañadas por los sueños.

Los sueños de los Hombres.

Y nunca han entendido porque, siendo esos sueños tan hermosos y elevados, los humanos han sido y son tan salvajes y temibles.
Pero últimamente los sueños estaban escaseando, y los viajes volvían a ser como en un principio , cada vez más duros y penosos.

Por esa razón, para Brisa y Nube fue un regalo sorprendente encontrar la casa rebosante de anhelos y esperanzas. De repente, parecía que todo iba a ir mucho mejor.

Brisa, que siempre había sido una golondrina intrépida, empezó a volar a menudo en el interior de la casa cuando el humano salía dejando las ventanas abiertas. Nube, aterrada, se enfadaba con él. Piensa en tus hijos , le regañaba. Estás loco. Te vas a meter en un lío , repetía una y otra vez. Pero, como ya sabemos, Brisa era muy valiente. Y también muy testaruda. Así que siguió con sus "excursiones". Amaba navegar por el amplio comedor, que no tenía muchos muebles, y respirar la fragancia de los sueños que el dueño de la casa había dejado flotando. Ésta, además, estaba repleta de pequeños tesoros: mosquitos, moscas, a veces restos de comida, que llevaba gustoso al nido.

Un día, tal y como le había advertido Nube, fue sorprendido en sus correrías.
Estaba realizando una pasada de vuelo delante del espejo del salón, admirando su destreza, el muy presumido, cuando el humano entró. Brisa no le esperaba, y se asustó. Empezó a dar vueltas en la habitación como un loco, chocando con las paredes y los muebles. De pronto, enganchó una de sus alas en una esquina del armario principal. Era su fin. De fuera le llegaban los chillidos desesperados de Nube, que revoloteaba frente a la ventana. Soy un tonto pensó.

El humano se acercó. Extendió sus dos enormes brazos y, con mucho cuidado, le desenganchó el ala. Luego, sujetándolo suavemente, se acercó a la ventana y lo soltó cerca del nido, como si tuviera miedo de que se perdiese. ¡Perderse él, que atravesaba cada año continentes enteros y siempre llegaba a su destino! ¡Qué ignorancia!

Después de aquel susto, Nube estuvo varios días sin hablarle, pero se le acabó pasando el enfado. Además, las golondrinas se sentían cada vez más a gusto, más todavía que en los primeros tiempos, cuando la casa se hallaba vacía. Se acostumbraron enseguida al ritmo de vida del humano, y a la riqueza de sus sueños.
Muy pronto, Brisa se dio cuenta de una cosa: el habitante de la casa era un humano femenino. Una mujer. Sus pasos silenciosos y sus movimientos suaves, la voz musical cuando cantaba, la delicadeza de sus deseos, eran señales que le recordaban a su compañera Nube, con su frágil pero enérgico aleteo y la suavidad de su pico... ¡Ah, las hembras!

Como no sabía su nombre, Brisa decidió llamarla Ella.

Muchas veces, la mujer se asomaba a una ventana, y se quedaba mirando a las golondrinas en silencio. Éstas ya no se asustaban: Ella era una más de la colonia. A menudo, les dejaba cerca del nido insectos y restos de comida, y pequeños cuencos con agua fresca. Otras veces, parecía que les estuviera hablando o cantando. Brisa se preguntaba por qué Ella estaba tan sola. Nube le contó que a los humanos les costaba mucho emparejarse, porque eran muy complicados y egoístas. A Brisa, Ella no le parecía egoísta. Tú qué sabrás le respondió Nube, un poco molesta a causa el interés de Brisa por la humana.
¡Ah, las hembras!
Brisa empezó a acompañar a la mujer en sus salidas.
Era fácil distinguirla: una enorme mata de pelo rojo como el fuego poblaba su cabeza, una señal inconfundible desde las alturas. Volaba con Ella hasta la entrada del pueblo vecino, se quedaba dando vueltas por los alrededores esperándola, y la acompañaba en su regreso. Nube les dejaba marchar: era imposible retener a Brisa. Era una golondrina muy, muy testaruda.

Brisa sabía que, en las noches de luna radiante, a Ella le encantaba salir a pasear descalza por la hierba y tumbarse boca arriba a contemplar las estrellas. Soñaba despierta.
Brisa lo sentía en sus alas, más fuerte que nunca. Era como un soplo de aire cálido que le empujaba hacia el cielo.

Formaban un extraño trío, vistos desde lejos: Ella acostada, en completo silencio, respirando lentamente y con una sonrisa en los labios; allá arriba, la luna enorme, perfecta, derramando un manto de luz lechosa y, entre ellos dos, Brisa, yendo y viniendo, yendo y viniendo, yendo y viniendo, como adormilada en una mecedora invisible...

Toda esta historia a mí me la contaron.

Yo no lo vi, aunque me hubiera gustado.

Tampoco he sabido lo que fue al cabo de los años de la mujer, de Brisa y de Nube, o del resto de golondrinas. Eso no me lo contaron.

Se dice que un día, no hace mucho, pasó cerca de aquella casa, ya medio en ruinas, un científico, un famoso naturalista. Se detuvo un rato a mirarla, y algo debió encontrar porque a la mañana siguiente regresó con una gran escalera. De una de las ventanas, el hombre bajó un pequeño tesoro, algo estropeado por el paso del tiempo: un hermoso nido de golondrina, como nunca antes se había visto, entretejido con ramitas y una tupida trama de largos cabellos, rojos como el fuego.
Yo no lo vi, pero los que pudieron contemplarlo cuentan que tenía forma de corazón.

Yàn Lee

Yàn Li es un nombre inventado.
Bueno, perdón, esto es una simpleza por mi parte, supongo que como todos los nombres.
Es un nombre chino, y con sus caracteres se escribe así:


La “occidentalización” de estos caracteres se llama “Pinyin”

Yo no sé Chino, a veces pienso que me gustaría aprender, pero no encuentro el momento. O mejor dicho los momentos, porque aunque se me dan bien los idiomas y me encanta aprender, éste no parece nada fácil.

Yàn es el apellido, que los chinos siempre ponen en primer lugar, y Li es el nombre.

Yán significa golondrina.


A estas alturas ya os habreis dado cuenta de lo mucho que me gustan. El porqué es muy íntimo y demasiado largo de explicar.
Siempre he pensado en mi hijo o hija como una pequeña golondrina, que llegará a casa algún día no muy lejano.

Lee es un río de Irlanda.

Muchos americanos descendientes de irlandeses lo llevan en el nombre.
También es un condado del estado de Mississipi cuya ciudad más grande es Tupelo (donde nació Elvis).

Lee también es la “americanización” de Li.
(el ejemplo más típico es Bruce Lee, claro)

Hay dos ríos Li en China: El Lijiang y el Lishui.


Li es una etnia de las 56 que tiene reconocidas oficialmente la Republica Popular china.
Li es una medida de longitud utilizada en la antigua china equivalente a medio Km.

domingo, 15 de febrero de 2009

Saber recibir

Tenemos cuatro gatas. Bueno, quizá sea demasiada presunción decir que "las tenemos". Los gatos son seres libres, no tienen amos, no tienen dueños.


Nos acompañan cada día y cada noche. Nos dan su amor gatuno. A veces nos castigan con su indiferencia cuando algo no les gusta.

Esto es porque los gatos tienen su opinión: nos ven ir y venir, subir o bajar, reir o llorar. Nos observan, sacan sus conclusiones y actuan en consecuencia.
Esto no me lo invento yo. Está comprobado por la ciencia experimental.


El caso es que nos dejan vivir en su casa y nos dan ejemplo de cómo se puede ser feliz con un rayo de sol que entra por la ventana y cae sobre la cama.

Ellas saben lo importante que es "SABER RECIBIR".

La convivencia humano-gatuna queda perfectamente reflejada en estos videos:





viernes, 13 de febrero de 2009

El viaje


Nihao. Bueno, parece que ya he aterrizado.
No tengo todavía claro lo que voy a escribir aquí, lo que diré y lo que me callaré. Todavía me parece absurdo estar construyendo el blog.
Supongo que hablaré de las cosas que me gustan, de las cosas que me importan, de las que me hacen feliz y las que me hacen daño.
O tal vez me arrepienta y no escriba nada más. No sé porqué dudo tánto (yo que me creía tan segura...). Son tiempos dificiles y raros.